El concepto de
discurso corresponde a una noción polisémica. Como unidad de conocimiento
especifico corresponde a un término que puede aludir a acepciones distintas
pasando de un área de uso a otra. Por este motivo, hay definiciones que oscilan
entre unas acepciones extensivas y otras restrictivas/reductoras. Así, Michel
Foucault, por ejemplo, lo define como “un conjunto de reglas anónimas, históricas,
siempre determinadas en el tiempo y el espacio que han definido en una época
dada, y para un ambiente social, económico, geográfico o lingüístico preciso,
las condiciones del ejercicio de la función enunciativa”[1].
Para Lourdes Pietrosemoli (2007: 306), los
tratadistas e investigadores sobre el análisis del discurso “coinciden en
que ‘discurso’ es un concepto difícil de definir ya que […] se ha usado con una
gran variedad de significado y para referirse a una gama de actividades de investigación”.
De hecho, recurriendo a las definiciones formuladas por varios estudiosos
en el marco de la gramática textual y el Análisis del discurso podemos darnos
cuenta de posicionamientos distintos y polémicos sobre este tópico. Pues
repasando, por ejemplo, las
propuestas de Leech y Short (1981), Joanette y Goulet (1990) y Schiffrin (2001), pasando por las de Bloom et
al. (1994) y Coupland y Jaworsky (1999),
se nos presentan más divergencias que
afinidades.
Desde
una perspectiva, estrictamente, comunicativa, Leech y Short proponen una
definición donde el texto y el discurso se consideran como dos formas de
comunicación lingüística. Pero señalan que se trata de dos objetos de estudio
diferentes de ahí distinguen entre la retorica del texto y la retorica del
discurso (1981: 209 y siguientes)[2].
La primera estudia la configuración del objeto textual fijándose en su nivel
superficial regido por normas puramente lingüísticas: morfosintácticas y
fonológico-prosódicas. Mientras que la segunda orienta su interés hacia la
estructura subyacente y se centra en el examen del modo en que el contenido
esta discusivizado con miras a lograr ciertos objetivos tales como la
información, la persuasión, la enseñanza, etc.
La distinción entre estas dos perspectivas retoricas se basa en la
distinción entre sus dos objetos de estudio que quedan, así, diferenciados del
modo siguiente:
Discurso:
corresponde a la propia lengua concebida como
proceso interno que corresponde a la negociación del sentido y, por
ende, a la interacción entre el emisor y el receptor, eso es a la actividad
interpersonal regulada por unos determinados condicionantes de índole social y
cultural.
Texto: es el
producto verbal escrito o hablado, que resulta de la práctica de la lengua,
portador de un determinado mensaje codificado mediante símbolos y signos lingüísticos.
El texto, según esta concepción pasa a formar una parte integrante del
discurso.
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Esta
propuesta definitoria se basa en una lógica de inclusión que hace que el
texto como producto pase a instituirse como un componente más de la entidad
discursiva:
Es de señalar esta
relación inclusiva se infiere de cierta manera de la definición que Halliday y Hasan (1985) proporcionan a la
hora de determinar lo que es un el texto: una unidad básicamente semántica que se debe prestar al análisis
desde dos ópticas distintas:1- como producto
y 2- como proceso.
No obstante, la relación entre los dos conceptos, en
cuestión, no siempre se expresa en términos de esta simbiosis inclusiva. Otros lingüistas,
como Brown y Yule (1983:8), por ejemplo, insisten en una relación de
correspondencia y de concretización, es decir que el texto es la representación
del discurso mediante expresiones verbales escritas o orales:
Desde
la perspectiva del AD , y partiendo del presupuesto de “las voces” o “heteroglosias”
de Bakhtin (1986) y de la hipótesis formulada por Robinson (1987) que defiende
la idea de los “estilos de discursos culturalmente diferentes”, Nicolas
Coupland y Adam Jaworski afirman que “todo
texto se compone de múltiples voces” y que “los textos son a menudo el
reflejo de voces diferentes”(1999:8). Para los dos tratadistas el discurso
corresponde “habilidad para la negociación de la vida social” (p.38) a se
define como el conjunto de las practicas socio-culturales que conforman el
significado de los textos que como entidad lingüística son susceptibles de adquirir
un carácter multimodal es decir se recurre en su construcción a diferentes
sistemas semióticos.
El discurso es una
entidad que se desenvuelve gracias a la lengua en su uso real y se caracteriza
por su carácter variable que depende de la variabilidad misma de los contextos
de interacción verbal entre sus usuarios. La perspectiva antropológica, que
representa una de las tantas fuentes de inspiración de la LT, muestra que el estudio
de las formas discursivas implica centrar el interés sobre la lengua en uso en
tanto que ejercicio de cierto poder. Pues, la interacción hace que la actividad
verbal en un contexto dado sea una acción que puede vehicular ideologías y
tener propósitos de cabios socio-culturales. El
discurso se define, desde este planteamiento, como una acción verbal
contextualizada que se instaura como fuerza social que actúa de forma dialógica
e interaccional. De ahí que toda forma discursiva esté destinada, según Fowler (1996: 93-94) a reflejar “el íntegro y complejo proceso de
la gente interaccionando en situaciones llenas de vida y dentro de la estructura
de las fuerzas sociales”. De este modo, el discurso, “expresa mediante su
extra-estructura las interacciones personales en la comunicación, las
relaciones y posiciones sociales de los hablantes, y la naturaleza del escenario
en el que la lengua es usada”.
Por este motivo el discurso
pasa a instituirse como un proceso donde la lengua es definida esencialmente
por su función como medio de interacción entre sus hablantes o usuarios en un
determinado contexto y con una finalidad comunicativa circunscrita en una
situación que no puede separarse de su dimensión social, cultural y
cognitiva.
[1] -
“Le texte […] est la trace langagière d’une interaction
sociale, la matérialisation sémiotique d’une action socio-historique”. La traducción es nuestra.
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