18.11.16

Lingüística Textual Origen y precedentes

     Es sabido que cada una de las  orientaciones teóricas y prácticas que desembocaron en la instauración de la Lingüística del texto, tal como la conocemos actualmente, tienen orígenes y desarrollos que configuran toda una tradición que, desde luego, resulta casi ilusorio determinar con exactitud.  No  obstante, podemos señalar varias disciplinas y/o aéreas de estudio como cuyas tendencias y postulados hacen que se instituyan como antecedentes de la LT: 

a-      Para Ducrot y Todorov “el nacimiento de la retorica como disciplina especifica es el primer testimonio, en la tradición occidental, de una reflexión sobre el lenguaje[1]. Por este motivo puede afirmarse que  la retórica  clásica constituye, indudablemente, el antecedente más antiguo de la LT. Su preocupación por el estudio del uso del lenguaje y su interés por los distintos aspectos relativos a la producción  lingüística, tales como la persuasión, la argumentación, la codificación y construcción del sentido textual, la elaboración del discurso, entre otros. La meditación y la reflexión llevadas a cabo a cerca  de unos determinados fenómenos expresivos y discursivos, como los citados, muestran que la Retorica clásica se ha percatado del papel fundamental del uso lingüístico, aunque no ha desarrollado, como las teorías posteriores, claros postulados y planteamientos centrados en el uso contextual del lenguaje.  Se sabe que la retorica posterior a la época aristotélica contaba ya con cinco orientaciones de estudio que, de una forma u otra,  la LT va a tratar   pero bajo nuevas premisas y con intenciones muy particulares. Nos referimos a las siguientes estrategias discursivas:

Ø  Inventio: relativo a los temas, argumentos, lugares; mecanismos de persuasión y amplificación,
Ø  Dispositio:  Disposición de las secuencias discursivas según su género o clase; exordio, narración, discusión y peroración,
Ø  Elocutio:  relacionado con los criterios de selección y articulación  y estructuración de las distintas partes del discurso,
Ø   Pronuntiatio; enunciación del discurso en sii,
Ø  Memoria: proceso de memorización.      

      Refiriéndose a las relaciones intrínsecas entre la LT y la retórica clásica, Tomás Albaladejo,  habla de las influencias de los postulados de ésta en las investigaciones llevadas a cabo por lingüistas como van Dijk, García Berrio, Chico Rico Matzeltin y otros y afirma que  “La lingüística del texto no puede dejar de contar con la retorica, y de hecho no sólo no la ha olvidado, sino que ha ofrecido los fundamentos y las posibilidades para el establecimiento de paralelismos y correspondencias entre las categorías que ha construido y las categorías de la retorica”  (2009: 91).

   Los estudios clásicos sobre el arte de la  poética, a su vez, han establecido los primeros fundamentos teóricos sobre las modalidades discursivas. La aportación de Platón y de Aristóteles, a través de sus respectivas obras clásicas, La República y la Poética, han permitido, según, García Berrio, la distinción entre tres modos elementales del discurso literario: “aquel en el que habla solamente el autor, aquel en el que hablan solamente los personajes y aquel en el que hablan el autor y los personajes” (Albaladejo, 2009: 91).

b-      Para averiguar la aportación de la filosofía del lenguaje a la LT basta recordar que filósofos como el propio Hegel o algunos lingüistas como Q. Schleicher había declarado  que “el hombre histórico tiende a adoptar una actitud de usuario con respecto al lenguaje; el lenguaje le suministra la doble posibilidad de actuar sobre los demás y de perpetuar el recuerdo de esa acción”[2]. Esto muestra que el alegato de la LT que consiste en presentar el lenguaje como habilidad y media acción o acontecimiento sociales no es una idea nueva. Pues, como lo indican Ducrot y Todorov “nunca se a puesto en duda la relación que existe entre el lenguaje, por un lado, y la sociedad, o cultura, o el comportamiento, por el otro[3].  De hecho, esta problemática ha sido discutida en el marco de varios estudios de la filosofía del lenguaje, la sociología del lenguaje, la antropología lingüística, la etnolingüística, etcétera. La LT, el AD y la pragmática han abordado, por su parte, este tema intentando especificar desde  sus propias perspectivas esta relación existente entre el lenguaje y la sociedad considerando el proceso comunicativo como un acontecimiento social.   De este modo, puede afirmarse que el interés dado a la función social en las orientaciones de la LT remonta a meditaciones elaboradas hace muchos siglos.

     Es de apuntar; por otro lado, que las premisas de la filosofía del lenguaje, desarrolladas principalmente a lo largo de la segunda mitad de la centuria pasada, contribuyeron al nacimiento de un nuevo campo de investigación que orientó  la actividad lectura e  interpretativa de la producción lingüística hacia  otras dimensiones que traspasan los límites del enunciado, o sea de lo dicho. Cabe destacar, en este marco, líneas teóricas como la teoría de los actos de habla de John L. Austin y John R. Searle,  las teorías  del principio de cooperación y las máximas conversacionales de Paul Grice sin olvidar las aportaciones  de Ludwig Wittgenstein quien, por medio de la  noción de “juego del lenguaje”, ha presentado una reflexión de sesgo pragmático demostrando que el hecho lingüístico va sujeto a unas determinadas normas y pautas que determinan el  sentido y que forzosamente traspasan los confines de lo enunciado para entroncar con lo extralingüístico. Es de apuntar que, para T.A. Van Dijk, uno de los acontecimientos más importantes que permitieron a la lingüística cuestionar los principios de la gramática generativo-transformacional, abriendo, así, el debate promulgador de nuevas vías de la interpretación del lenguaje y su uso es la filosofía y la lógica:
                                                                                                  
[…]al mismo tiempo que la semántica comenzaba a tener más importancia en la gramática, se propusieron modelos más adecuados y formales para explicar el sentido y la referencia de las expresiones. Fuera de la semántica lógica, surgió una nueva orientación en el campo de la investigación teórica, principalmente en la gramática categorial y en la relacionada lógica intensional elaborada por Richard Montague. (Van Dijk, 1980: 9).

c-            Tratando el tema de la relación entre el lenguaje y la sociedad, la sociolingüística  ha pasado por dos momentos decisivos y contradictorios. En un primer lugar las tendencias tradicionales consideraban que el lenguaje se articula y determina por la sociedad en la cual se usa como medio de comunicación. De esta forma, los   estudios de   lingüistas como Roger Brown  y William Labov defendieron la hipótesis de que el lengua  es “un índice sensible de muchos proceso sociales” y, por ende, es una materia de estudio que permite inferir conclusiones sobre la estructura de la sociedad[4]. No obstante, los estudios elaborados luego por w. von Humbolt se llega a la convicción de que el lenguaje no es un simple medio de representación de la realidad. La  sociolingüística pasa a considerar, así, el lenguaje como una entidad  con “fuerza” que va más allá de la simple función de reflejo: es el lenguaje que organiza el mundo y no al revés. Esta idea fue desarrollada por seguidores de Humbolt tales como Weingerber, Trrier, Porzig, entre otros contribuyendo la formulación del concepto de lenguaje entendido como generador de “una visión del mundo”.

      Una mención especial merece el funcionalismo[5], entendido como tendencia, inspirada en los estudios sociológicos y cuyas orientaciones sociolingüísticas han permitido la propuesta de postulados variopintos que superaron algunas de las limitaciones del estructuralismo saussureano y del generativismo chomskiano.  Se trata,  en el fondo, de una corriente que, lejos de fundamentarse en un enfoque monolítico, ha optado por la diversificación de sus aparatos teóricos y sus métodos analíticos que confluyen hacia el estudio de las correlaciones establecidas entre el lenguaje  y los distintos contextos comunicativo de su uso. De hecho,  uno de los aportes del funcionalismo consiste en haber ido más allá de la visión restriñidora tanto del inmanentismo estructuralista como del mentalismo e innatismo generativista, abriendo, así, nuevas dimensiones ante la actividad interpretadora alegando que las estructuras y sistemas de una determinada lengua dependen, en gran parte, de los condicionamientos  pragmáticos, cognitivos y socioculturales.  Con las investigaciones llevadas a cabo, en este marco, se ha favorecido el análisis de la expresión lingüística en virtud de su uso en una situación comunicativa dada, lo que implica que el valor expresivo y el significado de una oración, por ejemplo, no corresponden a una estructura estable y susceptible de presuponerse sólo a partir del componente puramente lingüístico.
                                                                                      
d-     La Etnología de la comunicación y la Antropología lingüística son otras disciplinas que han dejado patentemente establecido el lenguaje como hecho primordialmente de carácter social. De hecho, desde una perspectiva basada en presupuestos lingüístico–antropológicos, la etnografía de la comunicación se ha interesado por el estudio del discurso como manifestación de la puesta en práctica de una “competencia comunicativa”, que va más allá de la “competencia lingüística” o gramatical propuesta por Chomsky. Las propuestas teóricas  de Dell Hymes (1974),  se consideran, en este sentido,   como el punto de partida que  dará  propulsión a las investigaciones  en e el científica en cuestión. Haymes, el acuñador del concepto de “competencia comunicativa”- entendida como el conjunto de destrezas y conocimientos  que habilitan a los interlocutores usar el lenguaje en función de un contexto determinado y de unas normas reguladoras para entender el significado de un enunciado-  ha contribuido a la introducción del conocimiento social, psicológico y cultura, o sea pragmático, como subcomponentes básicos, que al lado de la habilidad lingüística, conforman la competencia en la práctica comunicativa. 

    La hipótesis del lenguaje concebido como acción social adquirió su carácter de propuesta científica con los tratados del etnólogo Bronislav Malinovski. El lingüista J. R. Firth y sus seguidores, a su vez, desarrollaron esta hipótesis de la fuerza accional del lenguaje haciendo hincapié en el papel fundamental del “contexto” o “situación” comunicativa.

     Es de apuntar, por otro lado, tal como lo alega Duranti (1997), que la llamada antropología lingüística se ha instituido, por su parte,  como  una disciplina que se centra en  del estudio del lenguaje como recurso de la cultura y del habla considerada como una práctica de índole cultural. Por eso A. Duranti la presenta como un área de estudio interdisciplinar:

 […]Descansa y se desarrolla sobre métodos que pertenecen a otras disciplinas, especialmente la Antropología y la Lingüística, con el fin general de proporcionar una comprensión de los varios aspectos del lenguaje en tanto marco de prácticas culturales, esto es, como un sistema de comunicación que permite las representaciones interpsicológicas (entre  individuos) e intrapsicológicas (en el mismo individuo) del orden social, y que contribuye a que las personas utilicen esas representaciones para realizar actos sociales constituyentes. […] los antropólogos lingüísticos trabajan, sobre una base etnográfica, en la producción de relatos de las estructuras lingüísticas tal como aparecen en el seno de grupos humanos en un tiempo y espacio determinados. (Duranti, 1997:21).

    Se puede decir que la aportación de la antropología lingüística ha sido de gran utilidad para el análisis de los discursos. En primer lugar su posicionamiento teórico a contribuido a considerar el lenguaje no es un simple medio de comunicación, sino que es un conjunto de mecanismos verbales y sígnicos que intervienen en la conformación de la realidad social y que permiten elaborar representaciones del mundo real. Desde el plano práctico, esta disciplina ha afianzado el papel que tienen el contexto (social, cultural y psicológico, etc.) en las producciones lingüísticas.

e-      La aportación de la lingüística estructuralista, más concretamente la del Círculo de Praga, ha sido de suma utilidad en el tratamiento del tema de la relación entre el lenguaje y la sociedad.  Del papel fundamental de comunicación establecido ya desde Saussure se pasa al estudio de las funciones del lenguaje. K. Bühler, Bohuslav Havrànek, Roman Jakobson, entre otros han estudiado el tema en cuestión motivando, así, durante lo que iba de la segunda mitad del siglo pasado, toda una variedad de estudios sobre la innegable fuerza discursiva del lenguaje y su papel en la configuración del mundo.       
   
      Es de  señalar, en este marco,  la aportación de la gramática estructural, sobre todo en EEUU,  a través de su  interés  por análisis del discurso, particularmente,   dentro del marco del análisis gramatical y nos referimos aquí de forma especial a  Zellig Harris (1963) y sus  seguidores. De hecho el enfoque  basado en métodos del análisis distribucional ha contribuido al estudio de los patrones constantes y recurrentes de morfemas en el habla, lo que, según el propio Harris, ha permitido establecer “la diferencia entre una serie de oraciones sin conexión y un trozo de habla que constituye un texto”. (Lourdes Pietrosemoli, 2007: 306). 

     Es precisamente debido a los impactos metodológicos provenientes de varias áreas de estudio de lenguaje tales como los que acabamos de mencionar que  García Berrio afirma lo siguiente: 

La Lingüística del texto debe ser considerada como un  no sólo de corrientes teórico- lingüísticas anteriores, como la estructural y la generativo-transformacional, sino también de la teoría y de la crítica literarias del formalismo ruso, de la Estilística, del “New Criticism” norteamericano y de la semiología de la narración, así como de la Poética y de la Retorica clásicas, que, como ciencias clásicas del discurso, constituyen fuentes lingüístico- textuales ineludibles[6].   

       No obstante, hablando de las aportaciones de los paradigmas anteriores para la LT no supone que ésta es una disciplina que se ha establecido a partir de confluencias multidisciplinarias para que sus métodos se quedaran confinadas dentro de  los límites de sus propias prácticas. Pues, el desarrollo de las teorías textuales ha funcionado de forma sinérgica, de modo que la LT ha aportado mucho a las demás áreas enfocadas sobre el estudio del texto. Para mencionar un ejemplo muy concreto podemos mencionar el caso de los estudios filológicos, concretamente  la crítica literaria, que han encontrado en las orientaciones de  la LT muchas respuestas a los problemas de interpretación de los textos artísticos. No en balde afirma Albaladejo; en este sentido, que: “con el afianzamiento de la Lingüística textual, la aplicación de la lingüística al estudio del texto literario […] queda consolidada como forma adecuada y coherente de tratamiento de importantísimo espacio de la obra de arte verbal: aquel que corresponde al material lingüístico-constructivo” (1986: 41). En esta misma línea se sitúa la reflexión de Corti (1976) que llega a concluir que:

 la Teoría literaria, en su relaciones con la Teoría Lingüística y, sobre todo, influida por las más actuales orientaciones lingüístico-textuales de base  pragmática, ha empezado a hacer uso de concepciones teórico- metodológicos centradas en el estudio del productor y del receptor de la obra de arte verbal, del contexto en que ambos se insertan, del referente y del universo literario, así como de las relaciones e influencias que dan entre todos ellos a propósito de la comunicación literaria.

   La gramática del texto o Lingüística textual ha enfocado su estudio sobre las distintas relaciones establecidas entre los componentes del texto concebido como unidad de comunicación. La orientación del estudio se ha dirigido hacia el examen y análisis de las partes y sub-partes del texto concebidas como productos lingüísticos que superan  los límites oracionales, estableciendo, así, un nivel superior de análisis: el texto.



[1] - Oswald Ducrot, Twvetan Todorov, Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje, Siglo XXI, 1995,  p. 113.
[2] - Oswald Ducrot, Twvetan Todorov,  op.cit. ,  p. 113.
[3] - Op.cit. p. 79.
[4] William labov citado  por  Ducrot y Todorov , op.cit., p.79
[5] - Es sabido que la perspectiva funcionalista, tanto en Europa como en EEUU, ha caracterizado a un conjunto de teorías que van desde las propuestas de Jakobson  (el  modelo comunicativo y las seis funciones del lenguaje) hasta las de Lakoff y Langacker   (enfoque cognitivo- funcional) pasando por las de Sapir, Pike, Hymes, Austin, Searle, Givon, Thomson, Café, Hopper, DeLanceym etc. Pero los planteamientos que nos interesan aquí son esencialmente de Halliday y,  en parte, las de Hasan, Martin y Firth.  
[6]  -  Cit por  Francisco Chico Rico,  Lingüística del Texto y Teoría literaria,  Revista  Rilce, N.8, Alicante,  1992, p. 232.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario